Yo no sé los nombres ni los
meses
ni tu cuerpo si me espera
con una nube entre los dientes.
Sólo incendio el verano y la
cosecha,
sólo lanzo mis lágrimas para
que beba la tierra.
Y es esta luz que llevo adentro,
como un labio furioso,
la que cegará tu recuerdo.
Un dolor analfabeto
trepa a mi cadera si no estás
y entonces es cuando salgo
a incendiar.
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