buscando bancos de peces o palabras,
precisamente los que siempre estamos
escrutando señales en los charcos.
los de frente partida
y papel por castigo,
los que siempre estamos ateridos
en la fría soledad de algún comienzo;
los parientes lejanos de una gloria
a quién jamás visitamos,
los ingenuos hijos del crepúsculo,
los mendigos de memoria,
los ventilados de olvido,
los despreciados devotos,
los ignorados altivos
que tatuaron en su piel la poesía.
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